128 medidas de seguridad Vial para contribuir a reducir la siniestralidad
Cada año, alrededor de 1,3 millones de personas mueren en todo el mundo y otras 50 millones resultan heridas en accidentes de tráfico. Muchos de estos accidentes, que suponen un coste global de entre un 1% y un 3% del Producto Interior Bruto (PIB) de cada país, pueden evitarse gracias a la implantación de medidas efectivas de seguridad vial. Bajo este prisma, la segunda edición en español de ‘El Manual de Medidas de Seguridad Vial’ editado por Fundación Mapfre y realizado por cuatro expertos del Instituto de Economía del Transporte de Noruega (Rune Elvik, Alena Hoye, Truls Vaa y Michael Sørensen), tiene como objetivo dar a conocer de la manera más resumida, accesible y objetiva posible los efectos de un total de 128 medidas de seguridad vial relacionadas con el diseño y el equipamiento vial, la gestión del tráfico, el diseño de los vehículos y la formación de conductores.
Además, pretende convertirse en una herramienta de referencia que proporcione el conocimiento necesario para que las autoridades de tráfico, defensores de la seguridad vial y responsables de todos los organismos del sector dispongan de estimaciones fiables y cuantitativas sobre la efectividad de ciertas medidas y estrategias de seguridad, explican desde la Fundación. Asimismo, permite conocer el coste de implantación de cada medida, lo que puede ayudarles a calcular las inversiones adecuadas en relación con otras políticas y exigencias.
De esta forma, para elaborar este trabajo se han revisado, clasificado y resumido más de 2.000 estudios, que han sido realizados desde 1960 a la actualidad y que contienen información sobre la efectividad de estas medidas dirigidas a mejorar la seguridad vial.
Análisis de los principales factores de riesgo y medidas efectivas y menos costosas
En sus primeros capítulos, el manual expone los principales factores de riesgo de los usuarios de las vías de circulación, teniendo en cuenta su contribución al número de fallecidos y lesionados. Así, por ejemplo, se pone de manifiesto el alto riesgo de choque que existe en las zonas urbanas, donde se producen más lesionados que fallecidos, debido principalmente a que la velocidad a la que se circula por las ciudades es menor que en otro tipo de vías. Por el contrario, en las carreteras se produce un menor número de colisiones, pero un índice mayor de accidentes mortales.
Entre los factores de riesgo más significativos destacan las infracciones a los límites de velocidad, el mal comportamiento de algunos vehículos en caso de choque, sobre todo entre los más antiguos, la no utilización del cinturón de seguridad y los obstáculos que se encuentran en los márgenes de las carreteras que están sin proteger por vallas o amortiguadores de impactos, entre otros. En esta línea, la obra pone de manifiesto que si se eliminaran todos los factores de riesgo incluidos en este análisis (unos 20), resultaría posible, en teoría, reducir el número de fallecidos en un 89% y el número de lesionados en un 73%.
Los autores también evalúan las medidas relativas al diseño de la vía y a su equipamiento en función de su relación beneficio-coste. En este sentido destacan que los carriles ciclistas, los carriles de giro a la izquierda en los cruces, las rotondas en los cruces, las circunvalaciones y las intersecciones a diferente nivel son algunas de las medidas cuyos beneficios superan ampliamente sus costes.
Por otro lado, las medidas más efectivas y menos costosas que tienen que ver directamente con el diseño de los vehículos y el equipamiento personal de seguridad como el cinturón de seguridad y el casco. Encabezan esta clasificación los cinturones de seguridad, cuya relación beneficio-coste es de 31,7. Esto significa que por cada euro que se invierte en este sistema de retención, que reduce a la mitad el riesgo de muerte en caso de accidente, se ahorran casi 32 euros en los gastos derivados de un accidente de tráfico.
Forman parte de esta clasificación, además, los parabrisas laminados, con una relación beneficio-coste de 30; el casco de motocicleta (17,2), el control inteligente de la velocidad (entre 3,7 y 16,7), y las luces de conducción diurna para automóviles (2,5), que todavía no son obligatorias en España, entre otras.